domingo, 17 de octubre de 2010

SIEMBRAS DE OTOÑO

El otoño siempre ha sido mi estación preferida: por sus colores cálidos, por sus frutos (moscatel, higos, moras, almendras, nueces,...), y también por que ya ha pasado el calor y los días son aún largos y dulces. Es la estación de la salsa de tomate, de los pimientos asados, del dulce de membrillo, de labores que en esta tierra se llevaban a cabo en comunidad (en familia, entre vecinos) por mujeres (y algún hombre) de distintas generaciones.

Para que veais lo que da el otoño, os pongo unas fotos de esas cosas ricas de las que os hablo y que ya he hecho.

Pimientos asados arreglados con aceite de oliva y sal. De los "vueltos", por supuesto.


Dulce de membrillo, delicioso.
Algún día hablaré de los frutales de Torrescas, incluido el membrillo. Pero ahora toca explicar las últimas siembras.

La semana antes del Pilar mi sobrino Mario sembró los ajos. Seguramente nos los comeremos todos para frescos, pues entre nosotros hay grandes devoradores de ajos frescos (entre los que no me encuentro). Asados o fritos. Sólos o con huevos fritos y chorizo. O también en la menestra (ese plato que en esta zona alcanza cotas de manjar de dioses).

Estos son los ríos de los ajos, perfectos...y querrá hacerme creer que los hizo con la azada.

El ajo es una Liliácea que en nuestro clima no suele tener muchos problemas sanitarios: algo de roya, y si se cultivan para secos algún trip (que aquí llaman sapo).


El mismo día del Pilar, siguiendo la costumbre de mi padre, sembramos las habas.  Lo hicimos así: echamos el cordel  bien recto y tenso, pisamos por encima con cuidado de poner un pie detrás de otro, medimos los 60 cm que separarán el próximo río (surco) y desclavamos el cordel que hemos pisado y lo ponemos en ese otro río que acabamos de medir. En la línea que hemos hecho con los pies vamos poniendo puñados de habas secas, 3-4-3-4, separados unos 25-30 cm. Así hacemos los ríos que queramos. Después, si tenemos suerte y una mulilla mecánica con rejón de abrir ríos, tapamos las habas con el apero. Pero, si como en mi caso, no se tiene la mulilla a punto, toca tapar los ríos a azada. Si uno es habilidoso le saldrán bastante decentes, pero si no...pues se aguanta y lo intenta hacer mejor la próxima vez.

Las cañas son para que se sepa que en esos ríos hay algo sembrado.
Las habas nos las comeremos "en calzón" o "en grano". A mi me gustan en calzón, y en la menestra que hago no faltan así. ¿Y que es eso?. Pues es el haba entera, como si fuera una alubia verde, pero claro, cuando es muy tierna y casi no se han hecho los granos.

Las leguminosas deján la tierra muy bien, pues son capaces de fijar el nitrógeno del suelo en sus raices. Esto favorece mucho a los cultivos siguientes, y regenera el suelo donde se han tenido sembradas. Las habas hacen esto con verdadera eficiencia, por eso, y porque es un cultivo de invierno-primavera poco exigente, que además de proporcionar alimento a los humanos lo hacía también a los animales (las habas secas), era indispensable en las alternativas de mi padre (pellas-tomates-habas, o bien, cebollas-pellas-patatas-habas), por eso y porque teníamos vacas de leche, y las habas mejoran el rendimiento de grasa en la leche de las vacas.

Para mi la primavera llega cuando el olor de las flores de las habas acaricia  mi olfato por primera vez en el año. Mucha gente no conoce ese olor, pero es uno de los perfumes más delicados que existe...lo prometo. Y las flores son preciosas...



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